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Mi soledad tiene alas crítica

El fantástico e increíble debut de Mario Casas como director, «Mi soledad tiene alas» (2023), destaca por su autenticidad y vitalidad al alejarse de las tendencias contemporáneas y sumergirse en el cine social español de principios del 2000. Mi soledad tiene alas crítica

Con su percepción de escenarios reales, y que muchos de los actores que aparecen son personas de la zona. Esta película te hace vivir una experiencia única como espectador de cine. Ha sido muy bien recibida en la plataforma de Netflix en las últimas horas.

Si has visto esta película española y quieres conocer su crítica. En este artículo te traemos Mi soledad tiene alas crítica
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Mi soledad tiene alas crítica

En las afueras de Barcelona, en un modesto vecindario. Dan (interpretado por Óscar Casas) y sus amigos, Vio (interpretada por Candela González) y Reno (interpretado por Farid Bechara). Llevan una vida sin preocupaciones, entregándose a fiestas. Y robos en joyerías sin considerar las consecuencias futuras.

A pesar de su apariencia de pequeño delincuente. Dan oculta un talento artístico y una sensibilidad única hacia el entorno que lo rodea.

La vuelta de su padre, recién liberado de prisión. Resucita los viejos demonios de Dan. Sumiéndolo en una espiral de violencia que lo obliga a huir. Poniendo a prueba la amistad entre los tres compañeros.

La fuerza distintiva de «Mi soledad tiene alas» reside en la intensidad con la que sigue a la pareja protagonista. Mostrando la habilidad de Mario Casas para capturar la esencia de los personajes. Mediante sus gestos y su interacción con el entorno.

La narrativa logra transmitir de manera auténtica la carga emocional. Y las repercusiones de la violencia que deja su marca en la vida de estos personajes. Brindando así una representación sincera de sus experiencias.

Aunque la película tiene ciertos manierismos y simbolismos que podrían considerarse ingenuos. Se destaca por la sensibilidad con la que Casas aborda a sus personajes.

Sin embargo, el guion, coescrito por el director y Déborah François. Muestra ciertos esquematismos y presenta una fluidez verbal que a veces flaquea. A pesar de la brillantez visual respaldada por una banda sonora contemporánea. El guion no siempre consigue mantener la fuerza narrativa.

«Mi soledad tiene alas» emerge como un debut profesional respetable. Sin embargo, en ciertos instantes, la influencia de referentes cinematográficos. Desde Achero Mañas hasta Fernando León de Aranoa, se revela de manera un tanto evidente. Generando cierta inestabilidad en la coherencia de la narrativa.

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