Firuze y otras siervas bailan para el Sultán, pero la historia se vuelve a repetir. Tal como Hurrem cuando llegó aprovechó su gran oportunidad y danzó para conquistar al rey, logrando así pasar a sus aposentos, ahora Firuze pretende lograr lo mismo. Sabe que esta puede ser una oportunidad de oro, la cual le traería enormes beneficios.
Por eso, luego de que Hatice preparara esta fiesta especial para Suleiman, con un gran banquete y un excelente servicio, hace elegir a Afife a algunas bailarinas del harem, pero le hace un pedido especial por una de ellas. Le dice que le de una gran participación a Firuze para que pueda lucirse, sabiendo que su hermano en algún momento ya la había mirado con cierto cariño.
Llega la noche en las bailarinas danzan para el gran emperador otomano. Allí Firuze se luce y consigue que el Sultán le entregue el pañuelo morado.
De esa manera, a la noche siguiente, la elegida tiene derecho a ir a los aposentos del rey.
Pero ¿qué hará Hurrem para impedirlo? ¿Cómo logrará evitar que Suleiman pase la noche con otra mujer?
En aquella noche mientras las bailarinas danzan para el rey ella sufre mucho y llora. Peor aun se pone cuando sale al balcón y mirando hacia arriba encuentra que en el balcón de la habitación principal la señorita Afife esta muy contenta y sonriente como si se hubiera tratado todo de un perfecto plan para molestarla.
Al día siguiente Hurrem busca la forma de saber quienes fueron las bailarinas y quien es la elegida.
No obstante, no logra saberlo debido a que todo fue muy bien orquestado. Así Hurrem se queda con ganas de saber con quien pasará la noche Suleiman.
Peor aún, luego de que su esposo esté con otra mujer, no hay mucha información sobre quien es la mujer elegida. Por eso mismo mandará a investigar mediante su gente de confianza, quien es la nueva favorita del sultán.