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La empleada que hizo callar a todos

Mariela trabajaba hacía años como empleada doméstica en la casa de los Fuentes. Era una mujer sencilla, amable, de esas que siempre tienen una sonrisa aunque el cansancio les pese. La patrona, doña Verónica, era todo lo contrario: altiva, presumida y acostumbrada a tratar a los demás como si valieran ...

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Te juro que no vuelvo más

El sonido del vidrio roto fue lo último que escuchó antes de que el silencio lo cubriera todo. Ana se quedó quieta, con el corazón en la garganta y su hijo en brazos. Las manos de él aún temblaban después del golpe.—Perdóname, fue un impulso —dijo con la voz suave ...

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La silla vacía de los domingos

Doña Emilia tenía ochenta y dos años y vivía en un hogar de ancianos. Cada domingo se sentaba en la galería con su vestido azul, el chal sobre los hombros y la mirada fija en la entrada. Siempre decía que sus hijos estaban por llegar, aunque las cuidadoras ya sabían ...

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El abuelo del andamio que peleaba a la crisis

En una pequeña casa de barrio obrero, con las paredes descascaradas y un jardín que alguna vez tuvo rosales, vivía Don Ernesto, un hombre de 74 años con las manos curtidas y la mirada mansa. Había trabajado toda su vida como albañil. Construyó casas, escuelas y galpones en el conurbano ...

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Doña Petrona y el horno de barro

En un paraje perdido entre los caminos de tierra y los algarrobos de Santiago del Estero, vivía Doña Petrona Coronel, una mujer de 70 años, de manos fuertes, piel curtida y una sonrisa que no conocía el descanso.Su casa, humilde pero acogedora, se levantaba al borde de un camino que ...

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El día en que mi hermano cruzó el límite

Cuando tuve a mi hijo en brazos por primera vez, su pequeño peso descansó suavemente sobre mi pecho. En ese instante, mi hermano alzó un dedo y, con una sonrisa burlona, apuntó directo hacia mí.—Me pregunto quién será el padre —dijo con sarcasmo, como si quisiera que doliera. No tenía ...

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El cliente que nadie quiso atender

Don Ernesto Salgado, 66 años, entró al salón con una campera gastada y una mochila vieja colgándole del hombro. Tenía las botas polvorientas y el cabello canoso revuelto. Caminó despacio entre aquellas moles de hierro relucientes como quien saluda a viejos conocidos. Tomás Vera fue el primero en verlo. Cruzó ...

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